Una huelga de hambre de seis trabajadores es noticia, y es ineludible
si tiene lugar en la ciudad en donde vives. Cuando esa huelga se decide
para reclamar la readmisión de uno de ellos y denunciar las leyes que
hicieron posible su despido (improcedente, o sea, injusto) hay que
informar. Y más si cabe si su lucha es contra un gigante como
Telefónica, que reparte dividendos a sus accionistas al mismo tiempo que
reduce su plantilla.
Hay que informar y eso hice. Los visité el viernes 9 de noviembre y
colgué dos días después, el domingo, una entrada sobre ellos en el blog
que tengo en el portal de La Vanguardia, Guerreros del Teclado.
Los huelguistas y los que les apoyan están utilizando internet para
romper lo que califican, con razón, como “cerco mediático” y el uso de
la red como herramienta de lucha y diseminación de la información es,
precisamente, el tema sobre el que escribo.
La dirección de La Vanguardia decidió censurar la entrada el lunes y la eliminó.
Me llamaron para notificármelo, con franqueza. No me pidieron que
dejara el blog, pero la decisión que han tomado entra en conflicto
directo con lo que creo y por lo que soy periodista, así que he decidido
dejar de colaborar con su portal. Es una cuestión de principios.
Activo, pues, este blog personal, cuelgo de nuevo con su fecha real la
crónica que escribí sobre la huelga, que entra ya en su décimo día, y
espero que muchas más. Seguimos
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