dilluns, 11 de novembre del 2013

Cobarde en Canal 9


Sònia Valiente, 7 novembre 2013

Sònia Valiente
La frase de Criadas y señoras “tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante” siempre le ha parecido un buen mantra. Ella tuvo otro más duro, más humilde, más obrero: “Sé valiente, di la verdad y pasa desapercibida”. Era el mantra que su padre. Obrero de la construcción, nacido en postguerra, analfabeto funcional y que sacó a cuatro hijos adelante como pudo. La pequeña se hizo periodista. Y pronto descubrió que decir la verdad no siempre era fácil. Sencillamente porque no le dejaban.

Entró a trabajar en RTVV en Ràdio 9 en 2001 por unas prácticas concedidas por su expediente académico. Siendo de barrio, enchufes pocos. Allí, comprobó que las noticias se reescribían y que los temas políticos y “complicados” se daban a la gente más joven y más vulnerable contractualmente mientras se arrinconaba a los veteranos combativos y con oposición aprobada. Después, en 2004, entró en Canal 9 por un cásting en un programa de productora. Y de ahí, la tele la contrató en el departamento de programas en fraude de ley, sí, porque cobraba 600 euros menos que compañeros periodistas porque siempre, hasta hoy, ha tenido contrato de guionista.

Una buena manera de ahorrarse en personal lo que se dilapidaba de otra manera. Porque los trabajadores no han sido los culpables de ese agujero estratosférico fraguado a base de una gestión nefasta, quemando el dinero público, por patrocinios deportivos imposibles, por compras astronómicas de programas de amigos… Una gestión ideada para trincar y que ha acabado con un ex director general imputado por su relación con la trama Gürtel.

En todos estos años ha visto cosas. Muchas. Y como le aconsejó su padre ha tratado de pasar desapercibida. No hacer ruido, ser buena, rubia y sonriente ante una panda de jefes que cada cual que venía hacía mejor al anterior. Personas sin un ápice de vergüenza ni de profesionalidad, con un profundo desprecio por la lengua, arribistas y mediocres. Pero sobre todo mediocres cuya única virtud era actuar como sicarios de la información, como una correa de transmisión del Partido Popular en la Generalitat durante demasiados años. Radiotelevisión era una puerta giratoria, ha sido, una puerta giratoria hasta Rosa Vidal. El paroxismo de la desinformación absoluta llegó en tiempos de Francisco Camps cuando se prohibió decir “suborn” y se inventó la palabra “coetxo” que no existe en valenciano, pero quedaba exótico. Y lo más importante, ininteligible.

Pide disculpas de nuevo por tratar de pasar desapercibida en ese tiempo. Por tratar de conservar su empleo. Por haber tenido miedo. Por no haber sido PERIODISTA.

Pensaba que ser valiente en Canal 9 salía caro y, miren ustedes por dónde, ser cobarde ha acabado saliendo carísimo. A todos los valencianos.

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